Segundas oportunidades: Bimbo

Ser criador no es fácil. Contra lo que se piense y se crea, la labor de un criador es, no solo cuidar y velar por el bienestar y salud de sus perros y los cachorros que estos, con tu ayuda, traen al mundo, sino también debería requerir de unos conocimientos mínimos en veterinaria y genética, experiencia, ética y sobre todo responsabilidad.

Es por ello que, cada vez que tenemos una camada esta se estudia, se planea y organiza con mucho tiempo y antelación, y se llevan a cabo los procesos correspondientes de selección de familias. Cada cachorro que nace y se cría en casa es un miembro más de ella, permanece en nuestro círculo y familia Pawppaloosa para siempre y merece la mejor opción y la más acorde a su tipo, personalidad y carácter. No cualquier cachorro es para cualquier persona, ni deben seleccionarse simplemente por los deseos relacionados a la estética y morfología, a pesar de que es la práctica más común.

Detrás de cada cachorro hay mucha ilusión, pero también mucho esmero, dedicación, trabajo, esfuerzo y sufrimiento. Por ello, cuando un cachorro se va de casa, estamos perfectamente convencidos de que va al mejor lugar, porque hemos cuidado cada detalle y aplicado los filtros y decisiones que creemos más adecuadas y exigentes acorde a nuestro criterio. Hacemos seguimiento y tenemos contacto con cada una de las familias, que nos escriben y envían fotos de vez en cuando.

Pero incluso bajo estas premisas, en algunas ocasiones no todo sale como planeamos.

Cuando empezamos en esto, teníamos nuestros «filtros» y método de selección de familias y, aunque menos depurado, era bastante eficaz y en la mayoría de casos funcionó bastante bien. En la mayoría, pero no en todos los casos, y concretamente no en uno.

Pawppaloosa Alive Blitz, familiarmente llamado Axl, un cachorrito hígado portador del gen LUA hijo de Porsche y Gaia, de nuestra camada A, fue vendido a Francia.
Axl se fue de casa a los 3 meses tras recibir su vacuna antirrábica. La familia eran y son criadores de Dálmata en Francia, y querían incorporar un ejemplar LUA y formar parte del proyecto.

Confiar un cachorro a un criador es, si cabe, aún más responsabilidad, porque sabes que la labor debe ser adecuada, y no todos trabajan bien. A pesar de ello, tenían un proyecto más o menos sólido, con intenciones de mejorar y abandonar el «camino amateur» del que venían y empezar de nuevo a criar bajo otro criterio y de forma más seria.

El mundo de la cría, y sobre todo en lo que a la relación entre criadores de la misma raza se refiere, es uno complicado y a veces oscuro: la mala competencia, el cruce y conflicto de intereses y los contactos en general suelen ser poco sanos. ¿Quién era yo para prejuzgar y fiarme de opiniones de terceros? Ellos asumieron que no siempre trabajaron bien, y no habían tenido precisamente un camino y trayectoria apacible en Francia, pero estoy segura de que si muchos preguntaseis y pidieseis referencias mías en España, también podríamos abrir un debate sobre principios y opiniones.

Ellos fueron honestos y, en esto como en todo, a veces necesitas una segunda oportunidad para volver a empezar de cero.
Por eso confié en ellos.

Sé que Axl vivió bien los dos primeros años de su vida en Francia. Vivía en un castillo de época junto a varios Dálmatas más, e incluso con Dogos, que gozaban de espacio y libertad, camas en casa y cuidado y mimo de la pareja y sus varios hijos. Le hicieron las pruebas de salud correspondientes, invirtieron tiempo y recursos en ir a algunas exposiciones con él y obtuvo algunos buenos resultados, se confirmó como reproductor apto en el país, y produjo tres camadas. Pudimos verle el la Exposición de Brive algunos meses antes de empezar la pandemia.

No sé exactamente cómo, pero a partir de ahí ya empecé a notar cierta actitud en su propietaria Magaly, y recibía algunos imputs que me hacían sospechar que algo no iba bien. En un momento dado, ya hubo un primer movimiento que me indicó que ella y su familia podrían renunciar a Axl, supuestamente por polémicas entre los criadores de Francia y ella, lo que resultaba en dejar su proyecto de cría y con él, muchos perros se irían de casa.

Con la mosca tras la oreja, pasaron las semanas y todo se normalizó, ella abandonó la idea de renunciar a los perros e incluso se dieron varias veces en las que me pidió mi opinión y consejo sobre temas de cría y cachorros.

Hasta que salta la noticia y hace público que se divorcia, publicando en Facebook un anuncio y confirmando que debía reubicar perros, entre ellos Axl. Ella misma me compartió el post, y sin ningún rodeo, como en la vez anterior, le comuniqué mi voluntad de traer a Axl de vuelta a España, y hacerme cargo de buscarle el mejor hogar para él; condiciones y cláusula descrita en nuestro contrato de venta.

La difusión y soporte que tuvo mi búsqueda de adoptantes fue alucinante. Todo el mundo se movilizó, recibiendo muchísimos mensajes y peticiones de información; pero finalmente, solo accedí a conocer una familia que, desde el minuto cero, quiso dar todo por él y a cualquier precio: una pareja joven de Badalona con una hija, otro Dálmata adoptado de la misma edad que Axl, y dos gatos. Ahora solo teníamos que conseguir traer a Axl, casi lo más complicado..

Magaly nos lo puso muy, muy difícil. Sus condiciones de entrega eran muy complicadas, logística y económicamente hablando. Tuve que contener muchas veces mis ganas de decirle todo lo que pensaba, actuando con mucha psicología para poder sacar a Axl de ese lugar; sin conocer el estado en el que se encontraba ni cómo íbamos a gestionar su vuela a España.

Tuvimos suerte. Pudimos encontrar una pareja que viajaba de Italia hasta su hogar, y que venía en ruta hasta Málaga. Tras 7 horas de viaje, Axl fue bienvenido a Barcelona por una de nuestras familias C, que para entonces aún no tenían a su cachorrito. Su ayuda y soporte fue fundamental y estamos muy agradecidos por ello: en casa teníamos a Diva con sus 6 cachorros de apenas 6 semanas, a Musa y a Dom, que no suele tolerar bien a ciertos machos, sobre todo si no están castrados, y yo acabada de operar de un pie.

Para nuestra triste sorpresa, el estado de Axl no era el que esperábamos. Podía imaginar que no estaría en la mejor de las condiciones, pero nunca pensé que fuera así: infestado de pulgas, lleno de garrapatas, parásitos intestinales, extremadamente delgado y lleno de heriditas y cayos (típicos de dormir en el suelo de un kennel o canil), y con dos abscesos uno en cada pata trasera, que le provocaban dolor y cierta cojera.

Lo primero que hicimos fue tratar los parásitos, interna y externamente. Curamos las heridas y le dimos mucho amor. Durante los dos días posteriores a su llegada y antes de entregarlo a su nueva familia, con la pertinente presentación y adaptación a su otro Dálmata, Axl volvió a dormir en una cama, volvió a tener paseos por el bosque, y empezó a ser querido de nuevo.

Dos días después, Axl conoció a su nueva familia, la que lo acogió como a un rey. La sesión de presentación con Coco, su otro Dálmata, fue muy bien y pudimos conocernos todos mejor y pasar una buena tarde. Entregados los documentos y con la parte burocrática hecha, Axl partió a su nuevo hogar.

A día de hoy, el proceso contra Magaly por maltrato animal sigue su curso; pero puedo decir orgullosa y en voz bien alta, que Pawppaloosa Alive Blitz se marchó a Francia siendo un cachorrito en 2018 y que Axl volvió a Barcelona en 2022, a las puertas de cumplir 4 años, para renacer en Bimbo: un Dálmata feliz al que pudimos darle una segunda oportunidad. Esta (también) es la responsabilidad de los criadores.

El día 1 de julio cumplió 4 años, y estas son las fotos que recibimos de él.

Gracias Cristina, Daniel, Georgina y Coco por querer tanto a Bimbo.

 

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