Esta duda supone un debate interno bastante recurrente en familias con ganas de adquirir un nuevo cachorro, o con Dálmatas jóvenes en su hogar.
Soy consciente de que este artículo puede ser controvertido, pero creo firmemente que hay que disponer de toda la información ante una decisión tan importante.
Es cierto que, a día de hoy, es un tema muy amplio y también muy polémico a raíz de la nueva propuesta de Ley de Protección y Bienestar Animal de la que tanto se habla en los medios, y una cuestión muy cambiante dentro del sector veterinario en los últimos años.
Y quiero empezar subrayando que este artículo NO habla de cría; esta SOLO debe estar destinada a los criadores responsables, con conocimientos de la raza y de genética. Este artículo habla en sí sobre la esterilización y de la decisión que va entorno a la misma.
Ante todo, cabe destacar un par de cosas:
- Contra lo que mucha gente aún piensa, no hay ningún tipo de necesidad ni premisa de que una hembra deba parir AL MENOS una vez en la vida por cuestiones de salud, al igual que no la hay para cualquier otro mamífero o ser vivo. De la misma forma, un macho entero, y perdonad la expresión, no «va salido» ni requiere de «desahogos», ya que como animal (no humano o primate) solo tiene la necesidad de realizar el acto sexual para reproducirse cuando se dan las condiciones necesarias para ello, nada más. Un macho jamás montará una hembra por intersexualidad si la hembra no está en el momento adecuado y no lo permite. En todo caso las causas de montar, serán otras muy diversas: hiperexcitación, frustración, o la mal llamada «dominancia».
- Las tendencias sociosanitarios, en este caso veterinarias, han ido variando mucho a lo largo de los años, por ejemplo en cuanto a las edades o periodos:
En primera instancia se recomendaba esterilizar a una hembra antes del primer celo, supuestamente para evitar efectos y riesgos derivados del proceso de hormonación. Más tarde se rectificó y se empezó a recomendar hacerlo después del primer celo, tendencia que en muchos casos aún se mantiene.
En cualquiera de los dos casos, esto es una concepción errónea, ya que para empezar, se debe tener en cuenta no solo la edad a la que esto ocurre sino también el crecimiento del animal como individuo. Si se decide esterilizar, que es tan lícito como no hacerlo, hay una edad mínima pero no una edad exacta ni concreta para ello, lo mejor es esperar a que el perro se haya desarrollado por completo y esto, en muchos casos, supone esperar hasta los dos o tres años de edad, según Dálmata hembra o macho, y hablo de Dálmata porque cada raza es distinta.
Aquí también entra un factor clave, que es la convivencia y «comodidad» de los propietarios para con el perro:
Hay que tenerlo claro, educar a un perro joven en el que las hormonas sexuales empiezan a revolucionarse, sobre todo en machos, no siempre es fácil.
Me he encontrado en numerosas ocasiones con casos de propietarios e incluso veterinarios que, ante un macho joven que empieza a experimentar (a montar básicamente) o una hembra que ya mancha y ensucia, recurren directamente a la esterilización como si fuera la panacea, argumentando también ventajas en cuanto a la salud.
Ojo! No estoy en contra de la esterilización. Soy la primera con dos de mis animales recogidos de la calle (ambos esterilizados), he ayudado a reubicar muchos perros e incluso fui casa de acogida temporal; soy firme defensora de la cría responsable y regulada y me opongo completamente a la cría ilegal particular, y al maltrato y abandono animal; pero en cuanto a la esterilización hay que tener en cuenta muchos factores.
Hablemos de su condición como perros
Por partes:
Sexualidad en machos:
Un macho empieza a desarrollar su fertilidad entre los 6 y 8 meses de edad, y es evidente que a esa edad, en vez de pensar en esterilizar directamente (algo muy común y cómodo para el dueño) deberíamos pensar en cómo reconducir esa conducta natural e instintiva y cómo educar a nuestro «adolescente».
Por ello, siempre digo que «hay que tener claro que se quiere tener un macho y tener ganas para ello», ya que, independientemente de si vamos a esterilizar o no en el futuro, el proceso de adaptación a esa situación y la educación que supone puede ser largo, duro y requiere de mucha paciencia, empatía y constancia por parte de todos los integrantes de la familia: trabajar todos en la misma dirección y con el mismo objetivo, y no decaer en el camino.
Si el trabajo se hace bien, cuando su «boom» de hormonas se estabilice y el perro se asiente, podremos disfrutar de un maravilloso macho, sociable y educado, sin la necesidad de haberlo esterilizado.
Sexualidad en hembras:
Una hembra puede producir su primer celo entre los 6/7 meses hasta los 11/12 meses de edad, pudiendo ser un celo muy abundante y «fuerte» o un celo escaso y «light».
Un apunte: el celo en sí no es solo el acto de producir sangrado, el sangrado a veces solo dura unos días. Más allá del sangrado, esto dependerá también del proceso de ovulación, de forma que no solo sangrará, también podrá producir olor, tener pequeños cambios en el carácter y variar su relación con otros perros.
El celo tiene una duración de tres semanas aproximadamente, y se produce habitualmente una vez cada 6 meses, aunque esto es variable según la hembra.
El proceso se inicia con una hinchazón de la vulva y secreciones mucosas, seguidos del comienzo del sangrado (día 1 de celo). Los primeros 5/6 días de celo suelen ser los de mayor sangrado y menor riesgo por no haberse producido aún la ovulación. A partir de la semana, o días 8/9 de celo es cuando el sangrado va disminuyendo habitualmente y cuando hay que tener especial cuidado y atención, ya que la hembra ha ovulado, suele ser fértil y ahí pueden producirse los «accidentes». A partir de entonces y hasta los días 20/21 de celo, no deberá pasear cerca de machos enteros, habrá que vigilar su comportamiento con otras hembras y en ningún caso deberemos perderla de vista si vamos de paseo. Evidentemente si en casa tenemos un macho entero, deberemos tomar las medidas necesarias y facilitar estancias separadas correctamente dentro de la casa, incluso pasearlos por separado, por el bien y salud mental del macho y la tranquilidad de la hembra.
A las tres semanas del inicio del celo, podremos empezar a probar si el macho ya no la busca, y podremos volver a la normalidad.
Hablemos de su salud
En cuestiones de salud hay que ser muy transparente. ¿Por qué se hace? ¿Cuándo es necesario? ¿Son todos ventajas?
La respuesta es no. Tiene algunas ventajas y muchos inconvenientes también.
Bien se conoce en las hembras el riesgo de padecer pseudogestaciones (embarazos psicológicos) después del celo, aunque no todas los generan; o producir, mastitis y posibles tumores mamarios, ováricos o las temidas infecciones de matriz (piometras), y es evidente que si se eliminan estos órganos sexuales de la ecuación, no padecerán embarazos psicológicos y los tumores ya no se podrán desarrollar, no estando completamente exentas las mamas.
En los machos hay menos patologías asociadas, pero no están a salvo de sufrir tumores testiculares o problemas de próstata.
Durante muchos años se han usado estos argumentos (y otros muchos no relacionados a la salud) como argumento para esterilizar a cualquier animal de compañía, en pro de su salud y esperanza de vida, y NO están equivocados, es evidente que hay ventajas, pero no todo lo son:
Recientemente, en marzo de 2021 y a raíz de la publicación del estudio de los Hart (dos investigadores de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de California), se ha empezado a poner en duda que todo sea tan positivo. En los últimos tiempos se ha comprobado que la esterilización, y por consiguiente la eliminación de hormonas sexuales del cuerpo, conlleva problemas de crecimiento si se realiza a edades tempranas, problemas articulares y óseos a medio y largo plazo para cualquier perro adulto, problemas endocrinos (por falta de estas hormonas sexuales vitales que TAMBIÉN ayudan a regular el organismo como cualquier otra hormona que produce el cuerpo), y la producción de otros tumores como linfomas u osteosarcomas.
Los Hart forman parte de un grupo relativamente pequeño de investigadores veterinarios que siguen estudiando exclusivamente los efectos en la salud y el comportamiento de la esterilización y castración en perros. En base a este estudio se ha estado construyendo una argumentación sólida contra la práctica de esterilizar o castrar automáticamente a todos los perros y ejemplares jóvenes, dado que la edad en sí no es tan determinante como la raza y el tamaño. Podéis ver más datos del estudio completo aquí: leer conclusiones del artículo.
Hablemos más concretamente del Dálmata
En nuestra raza no tenemos un gran número de patologías relacionadas, pero sí tenemos algunas que ya conocemos y de las que hablo habitualmente: sordera, ácido úrico alto y sensibilidades dermatológicas. No suele ser una raza predispuesta a padecer displasias de cadera o codo, cardiopatías o problemas respiratorios, etc.
En general es una raza bastante completa y «sana».
Pero hay ciertos aspectos y situaciones en los que personalmente, sí recomiendo y promuevo activamente la esterilización:
- Como en cualquier raza, en machos monórquidos: que solo han descendido un testículo, estando el otro en el canal inguinal por ejemplo, y que puede transformarse en un quiste fácilmente, con riesgos tumorales.
- En Dálmatas con audición unilateral u ojos azules. Es evidente que el perro crece y se desarrolla de forma totalmente normal, porque oír oye (de un oído pero oye), teniendo la misma calidad de vida que uno con audición bilateral correcta. No supone ninguna amenaza para su vida diaria pero sí supone una amenaza para sus posibles predecesores en el caso de que este perro se reprodujera: la sordera es muy prevalente en nuestra raza y multiplica sus casos a cada generación. Del mismo modo, los ojos azules son causados por déficit de pigmento y como tal, son precursores de sordera al igual que las trufas despigmentadas o parcialmente pigmentadas. Aunque este Dálmata como tal no padezca sordera, su descendencia sí la sufriría.
- En Dálmatas con carácteres muy fuertes, extra intensos y «explosivos», con tendencia clara a la hiperdependencia y frustración. El carácter es heredable de padres a hijos en un 80% (mucho mayor porcentaje incluso que la agresividad que lo hace en un 50%) por lo que, si queremos asegurar el buen desarrollo y evolución del carácter en la raza, estos perros deben ser excluidos de la cría y por consiguiente, evitar que se reproduzcan, ya sea proactiva o accidentalmente.
Hay dos casos en los que la esterilización la considero obligada y lo estipulo por contrato:
- En Dálmatas completamente sordos, con audición -/-. Esos perros, por el mismo motivo que en los Dálmatas unilaterales, deben ser excluidos de la cría, en pro de la mejora genética y la adecuada evolución de la raza. En mi caso, se dan en adopción con compromiso de esterilización.
- En Dálmatas que, por cualquier patología particular, no deban criar por el bien de su salud o por la de sus descendientes.
Por último y como ya mencioné en uno de mis posts de Instagram, quiero destacar que sigo viendo muchos casos de propietarios de hembras con embarazos accidentales, o en otros casos tutores que se dan cuenta de que su macho cubrió a la hembra cuando está ya da a luz.
Es imprescindible ser consciente de todos estos datos de los que hemos hablado, y tener ética y responsabilidad, para NO criar en hogares particulares y reducir el número de camadas inesperadas e indeseadas, que las perreras y protectoras ya están suficientemente llenas.
La decisión de esterilizar o no hacerlo es libre, personal y lícita, cualquiera de las dos opciones será buena si se hace teniendo en cuenta cada caso de forma individual.