Las semanas han pasado sin que apenas las vea, ha sido un final de año muy ajetreado entre trabajo, viajes, exposiciones… y de golpe nos plantamos en la semana 9 de embarazo de Diva. Una semana que además, coincide con el inicio de Fiestas de Navidad 🎄.
Tras su primer y duro parto en abril de 2022, en el que nos traía 17 cachorros pero solamente pudimos salvar 6, y sabiendo que ella puede tener camadas bastante numerosas, nos planteamos programar una cesárea para el viernes 22 de diciembre, un día antes de cumplir los 63 días de preñez y del inicio de las Fiestas de Navidad; pero tras mucho meditarlo, decidimos finalmente ser valientes y dejarle llevar a cabo su parto de forma natural, aún sabiendo los riesgos que conllevaba.
Siempre hemos apostado por los partos, montas, y cualquier proceso de forma convencional y natural, porque la naturaleza es sabia y creemos firmemente en que todo sucede por alguna razón; pero es cierto que después de la primera camada de Diva en la que sufrimos muchísimo, y de que la segunda de Musa terminara en cesárea de urgencias (traía 4 cachorros enormes y solamente pudo parir uno por sus propios medios), nuestra confianza y seguridad en un momento y proceso tan bonito, pero a la vez tan exigente, duro y difícil, se había reducido drásticamente.
Tal fue así que incluso habiendo hecho 3 controles ecográficos durante el embarazo y una radiografía pre-parto, sabiendo que todos los cachorros estaban bien, tenían buen tamaño y habiendo contado hasta 11 cachorros; programamos la cesárea e incluso llegamos a ir a la clínica en el día y hora indicados. Inesperadamente, una vez allí y tras medir los niveles de progesterona y ver que aún no era el momento perfecto para realizarle tal cirugía a Diva, volvimos a casa y mi cabeza no paró de darle vueltas.
Mi intuición me decía que no era la decisión más sabia ni acertada aún sabiendo la complicación por las fechas y el calendario. Y es que nunca hemos tomado decisiones fundamentadas en el miedo o la inseguridad, siempre hemos abogado por ser valientes y creer en nuestros perros de forma incondicional ❤️.
Así que, sabiendo que en un parto natural el 18 % de la camada puede no sobrevivir, decidimos pensar y creer en Diva, no someterla a una cirugía sin tener motivos de fuerza mayor, valorando que este tipo de procedimientos también conllevan sus riesgos y consecuencias; y quisimos centrarnos en el hecho de que es una perra grande, fuerte y joven, que podía sacar adelante su parto cuándo y cómo ella decidiera. Por supuesto estábamos prevenidos y preparados, al igual que nuestro equipo de veterinarios especialista en reproducción, para atenderla en cualquier momento; pero no hizo falta 😊.
El día 24 de diciembre, Diva amaneció con breves contracciones. A las 12 del mediodía se puso de parto y tras una primera fase fugaz, a las 12:22 nació el primer cachorro: un macho grande y fuerte de color negro con un parche en la oreja. Nada me hizo más ilusión que empezar con un parchecito, que no traíamos al mundo desde el año 2020.
Al cabo de unos 45 minutos nacía el segundo, una cachorrita negra de buen tamaño.
Y así se fue sucediendo el día, con el nacimiento de un cachorrito en intervalos de 40 a 60 minutos, alternando con salidas al jardín, mimos, y varias tomas de comida y agua. Diva lo hizo espectacular, sin mostrar signos de cansancio severo y siguiendo un buen ritmo, a las 18:30h habíamos terminado, 6 horas después, con un total de 11 cachorros: 4 machos (2 negros y 2 hígado) y 7 hembras (4 negras y hígado). El tiempo perfecto para celebrar, a nuestra forma, Nochebuena. ¡Y qué buena!
La mayoría de ellos tuvieron un peso y tamaño correcto, excepto dos machos que pesaron 138 y 144 gramos. La hembra más pequeña estaba en 174, pero el resto tenían buena talla. Todos evolucionaron muy favorablemente y espabilaron enseguida, excepto el macho de 138 gramos que se fue apagando y, a pesar de nuestros esfuerzos y constancia por sacarlo adelante durante toda la noche, falleció a las 3 de la madrugada.
Así que hoy, 3 días más tarde, orgullosos, felices y ya con la confianza de que todo avanza como debe, damos la bienvenida a nuestra camada E, el mejor regalo de Navidad que podíamos desear y recibir en Nochebuena: los 3 machos (1 negro con parche y 2 hígado) y las 7 hembras (4 negras y 3 hígado), hijos de Rembrandt y Diva ❤️.
Ahora toca disfrutar de ellos, verlos crecer y mimar mucho a Diva, que está demostrando ser una madraza. ¿Qué mejor forma puede haber de terminar el año?